Un reciente estudio sobre las necesidades de las empresas y los tipos de empleo nos pronostica un aumento del empleo para freelance y trabajos por proyectos en contraposición con una reducción del número de empleados fijos asalariados
El mundo evoluciona, eso no hay quien lo discuta. Y el mercado laboral también.
En el mercado laboral nos encontramos dos conjuntos de formas de trabajar, por cuenta propia y por cuenta ajena. Todos sabemos lo que significa. Trabajar por cuenta ajena significa trabajar para otros, tener una estabilidad en tus horas de trabajo y remuneración e incluso una seguridad de que esa relación perdurará en el tiempo. Por otro lado trabajar por cuenta propia significa que eres tu propio jefe y además normalmente suele significar un mayor precio que se cobra por trabajar pero a costa de la inseguridad que tiene si el día de mañana podremos trabajar y por ende llevar algo de comida a casa.
Para las empresas también hay ventajas y desventajas en ambos tipos de trabajadores. Mientras que un trabajador asalariado te cuesta menos dinero por hora trabajada y está a completa disposición de la empresa durante sus horas de trabajo, con además una gran implicación porque de la supervivencia de la empresa depende que el trabajador mantenga su sueldo y su trabajo. Por otra parte, contratar a un autónomo o externalizar el trabajo implica por una parte un coste mayor para la empresa pero por otra tienes la flexibilidad de pagar sólo por las horas o el trabajo realizado y si no te gusta o no lo hace bien, poderte desprender de él sin incurrir en despidos e indemnizaciones ni malestar en el equipo. Tampoco tienes que pagarle vacaciones y al mismo tiempo buscar y pagar un sustituto durante dichas vacaciones, ni pagarle mientras está de baja. Qué decir está de esos pagos que los trabajadores no acaban de apreciar en sus nóminas, las retenciones del IRPF y los pagos a la Seguridad Social, que en muchos casos acaban siendo un extra bastante grande a añadir la nómina líquida que percibe el trabajador.
Entonces, en un futuro próximo se intuye que las empresas (no nos engañemos, son las que dominan la economía y tienen el poder) tenderán a mezclar ambos tipos de trabajadores en sus actividades económicas, tirando de los asalariados para por un lado trabajos más rutinarios y por otro lado totalmente contrapuesto, más estratégicos para el éxito de la empresa, y cederán trabajos que pueden ser más esporádicos o especializados a empresas o autónomos externos, que acabarán trabajando por proyectos dentro de su área de especialización.
Eso implicará un trasvase de empleos por cuenta ajena a cuenta propia. Eso significará que el empleo será más inestable y que el freelance deberá tener un mejor conocimiento de su economía para que pueda sobrevivir en épocas de vacas flojas. Tal inseguridad en los ingresos económicos de los autónomos incidirán seguramente en el uso de productos financieros o de ahorro para que ellos puedan gestionar su patrimonio en las diferentes situaciones económicas en las que se encuentren. También tendrán que ser mucho más flexibles en su horario de trabajo, teniendo que dedicar más de 8 horas al día en los momentos en los que haya mucho trabajo e incluso su periodo de vacaciones también tendrá que adaptarse al flujo de trabajo si es que se pueden permitir ese parentesis laboral.
Otro aspecto importante es que también significará un aumento de la especialización. También debido al mundo más global en el que vivimos gracias en parte a Internet, las empresas podrán buscar a esos profesionales que crean que podrán satisfacer sus necesidades en mejor medida, con un ratio resultado/coste más elevado posible (o lo que es lo mismo, con una mayor rentabilidad).
Más vale que nos vayamos preparando para esa tendencia, pero al mismo tiempo tener claro qué tipo de persona somos para poder situarnos en uno u otro bando. Eso es lo importante.
